Este whisky pretende mostrar lo que puede conseguirse cuando el maestro mezclador de Johnnie Walker cuenta con reservas con más de 18 años: integración, suavidad y profundidad. Se trata de una expresión premium de alta gamma de esta marca, antesala al Blue Label. A pesar de ser una mezcla de varios whiskys escoceses, su envejecimiento prolongado le da características más propias de un whisky de mayor complejidad.
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Nariz: ciruela cocida, higo, albaricoque horneado, cebada cocida, vainilla con miel, sutiles especias de roble, humo leve.
Boca: textura cremosa, dulce de miel, notas de frutos secos y fruta madura, humo integrado, chocolate oscuro, café, especias exóticas, roble bien integrado.
Final: largo, elegante, con evolución: empieza dulce (miel, fruta seca), luego deja huella de humo, tostado suave, especias cálidas y un leve amargor controlado del roble.
Ficha técnica